Alimentación, comida y emociones

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En este artículo sobre alimentación, comida y emociones, se informa sobre trastornos alimenticios que se dan con frecuencia debido a ciertos estados emocionales, llenando con comida ese vacío que nos producen. “Lo que engorda no solo es la comida, sino también, las emociones que no expresamos”.

 

“Las necesidades básicas del ser humano son sólo dos: el hambre y el amor” (Sigmund Freud)

 

Como es conocido, las esencias florales de Bach tratan principalmente los “padeceres” emocionales de la persona frente a un asunto, no el asunto en sí, es decir, el “cómo lo vive” y no el “qué” lo provoca. 

Esto quiere decir, que si la persona tiene “unos kilos de más” y lo vive estupendamente, no se requiere de ninguna esencia floral. En todo caso puede ser un síntoma de salud emocional en un mundo tan influido por la imagen. 

Tampoco es una cuestión objetiva, ya que por ejemplo una bella mujer con un cuerpo espléndido puede tener una relación de “dolor” con la alimentación y con su imagen. 

 

Alimentación e historia emocional

La forma en que nos relacionamos con la comida está muy conectada con nuestro mundo emocional. 

Aunque existen otros factores importantes (genéticos, educacionales, culturales, entre otros), una relación inadecuada con la comida ha de enfocarse como un síntoma o consecuencia de conflictos emocionales de la persona. 

Es por ello que las dietas fracasan una y otra vez (a menudo empeorando el problema) o, como mucho, producen mejoras temporales, porque están dirigidas al síntoma y no a la causa.

Como señala Menéndez en su libro Alimentación Emocional(2006), la alimentación va asociada a toda nuestra historia emocional. 

Nuestro cuerpo es un organismo que se pone en marcha gracias al alimento físico, la comida, y al alimento emocional, el amor, el afecto. Si éste último falla, la mente busca canales para expresar su malestar. 

 

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La compulsión ante la comida, la inapetencia, la necesidad de perder peso, la incapacidad para ganarlo o cualquier desorden alimentario son algunos de los canales que nuestra psique utiliza para avisarnos de que algo no marcha como debiera. 

La alimentación, por lo tanto, no sólo nos sirve como fuente de energía; también puede tener la capacidad de acallar conflictos psicológicos que no podemos expresar. 

La ingesta de alimentos constituye un proceso de comunicación, de significados emocionales. Confundir la comida con las emociones es algo frecuente. 

Las personas, en ocasiones, recurrimos a la comida para sentirnos mejor cuando nos encontramos, por ejemplo, frustrados, ansiosos o solos. La tristeza o la rabia son emociones que nos pueden llevar a comer sin tener hambre o a no comer cuando deberíamos hacerlo.

 

Ingesta compulsiva de comida

A la ingesta compulsiva se la llama también ingesta emocional. Se trata de una conducta inducida por factores psicológicos y que se manifiesta por ingerir alimentos en forma descontrolada durante cualquier momento del día y en cualquier lugar. 

No siempre se relaciona este trastorno con lo que conocemos como un “atracón”, aunque sea una manifestación habitual de esta conducta. 

La ingesta compulsiva también se puede manifestar por el comportamiento de “pasarse el día picando algo”.

No existe una constante en cuanto a sexo, raza, edad o nivel sociocultural de esta conducta.

 

Características de la conducta.

La primera manifestación es la ansiedad, este es el detonante de la conducta de comer o beber compulsivamente.

En general, el tratamiento de la ansiedad suele ser la clave para la modificación de las conductas impulsivas características de este tipo de trastornos.

Para considerarlo un atracón patológico, la frecuencia debe ser de dos veces por semana en un periodo de seis meses. En otros casos la conducta se desarrolla en espacios más prolongados de tiempo, ingiriendo menores cantidades de alimentos, pero de forma más repetitiva. 

Con frecuencia la persona que lo padece, es susceptible de contraer ciertas enfermedades, relacionadas con la obesidad.

 

emocional

Para que se pueda englobar a una persona como comedor compulsivo se tiene que encontrar varias situaciones como:

  • Episodios frecuentes de atracones de comida.
  • No poder controlar la cantidad de lo que uno come.
  • Comer rapidísimo.
  • Hacerlo aunque uno se sienta llenísimo del estómago.
  • Comer aunque no tenga hambre.
  • Comer solo.
  • Sentirse con culpa y depresión después de la comilona.

Este trastorno encuentra predisposición en personas con baja autoestima, que se rechazan a sí mismas, presentan sentimientos de culpa en forma exagerada y tienen una preocupación excesiva por el peso y la imagen corporal.

El denominador común de estas personas, es que comen compulsivamente a partir de sentimientos desagradables. 

La depresión o tristeza profunda los lleva a tomar esta actitud.

Otros desencadenantes emocionales pueden ser la ansiedad, el enojo, la soledad, el aburrimiento, la irritabilidad o la desesperación que según el tipo de personalidad individual, pueden ser abordados mediante el uso de las Flores de Bach o la Homeopatía.

 

hambre emocional

 

Es por ello que, cuando un consultante en el espacio de la terapia floral solicita ayuda para su “incómoda o dolorosa” relación con la comida, es apropiado indicarle “que este es un tema que irá mejorando a lo largo de su proceso”, evitando tratarlo como un objetivo en sí mismo, ya que es un síntoma de asuntos habitualmente profundos y arraigados, que habrá que ir descubriendo.

 

Trastornos alimenticios

La diferencia de esta ingesta compulsiva con otros trastornos de la alimentación 

pertenecientes a la esfera de la psicología/psiquiatría, es que este tipo de ingesta compulsiva, no incluye conductas compensatorias inadecuadas.

Estas conductas como tomar purgas, provocar el vómito, ejercicio intenso, ayuno, dietas donde restrinjan el consumo alimenticio, son conductas compensatorias que se relacionan con trastornos alimenticios graves (Anorexia, Bulimia) y deben ser derivados a profesional Médico, Médico Homeópata por tratarse de tratamientos complejos por los mayores riesgos y especial preparación que esto implica.

 

Flores de Bach probables a utilizar para estos estados emocionales:

  • Larch: para la baja autoestima. “No soy quien quiero ser”. En ocasiones, las dietas intentan controlar algo que no podemos controlar por dentro como el sentir que no somos quienes queremos ser. Por ello, sólo cuando uno comienza a quererse realmente puede afrontar una dieta saludable.

 

  • Pine: para el sentimiento de culpa. “El exceso de comida me daña, así expío mis culpas”. Cuando la persona se siente culpable (consciente o no) se auto-castiga.  Cualquier emoción puede expresarse a través de un conflicto con la comida, pero el más espectacular es la culpa: “Es un sentimiento inconsciente que se calma comiendo”.(Menéndez) 

 

  • Crab apple: La flor de la depuración de la mente. “Me aborrezco, me doy asco” (por los kilos de más) A la persona le desagrada enormemente su aspecto (hasta darse “asco”). Esta esencia nos hace retornar a un estado de proporción. Ayuda amar el propio cuerpo, nos devuelve a un estado de dignidad.

 

  • Gentian: para los estados de profunda tristeza. Si nos desanimamos, frustramos o desalentamos ante los retrocesos en nuestros planes de cambio de hábitos alimenticios, nos puede llevar a abandonar el intento.

Se pueden utilizar cualquiera de las 38 flores para tratar los problemas emocionales exteriorizados a través de la relación con la comida.

No hay medicamentos Homeopáticos ni Flores de Bach para adelgazar, si hay para estados emocionales y aspectos de personalidad cuyo objetivo es revitalizar a la persona.

 

¿Emociones o Alimentación?

bienestar emocional

Es un dilema en la comprensión de las causas de la obesidad. Dilema que puede superarse integrando ambos aspectos y colocando el énfasis en el hecho de que comer no es solo un acto biológico sino una experiencia profundamente afectiva y vincular. 

De modo que, en todo lo que sucede con la alimentación y las resonancias que ello provoca en nuestro cuerpo, hay que incluir la dimensión afectiva de la vida.

 

Los alimentos no sólo cumplen la función de nutrir el cuerpo físico, sino también el alma. 

“Lo que pensamos y lo que comemos, combinados, determinan lo que somos”.

FUENTE: Instituto argentino de Flores de Bach, Hambre Amor y flores de Bach- Sedibac; Alimento Emocional-Menéndez

 

 
 

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